Andrés Rodríguez
Córdoba


Jugo de naranjas

Exprima un par de naranjas frescas en un vaso; a ser posible de cristal transparente. Bébaselo de un trago intenso. Una vez bebido, abra la boca y expire. Justo en ese instante usted será incapaz de aprehender en una palabra la sensación que ha experimentado. No lo intente; limítese a buscar a alguien cercano. Cuando lo encuentre convénzalo para que le acompañe hasta la cocina. Una vez en la cocina, coja otras dos naranjas frescas, exprímalas en un vaso de cristal transparente, e invite a esa persona a beberse el jugo de un trago intenso. Observe como no es necesario que usted le indique que ha de abrir la boca y expirar tras la ingestión del zumo. Expirará y, con toda probabilidad, sonreirá. Usted también sonreirá. No sabría explicar porqué, pero lo harán. Incluso me atrevería a pronosticar que se mirarán a los ojos durante unos breves segundos; el tiempo suficiente para comprender la leve hermosura de compartir.