Bamako, mes de abril, 11h, 45°. Visita a los mercados. Barrios tumultuosos de artesanos, anticuarios y de comerciantes de todo tipo. Efervescencia de actividad. Cóctel de olores de fritanga, cabras, perfume de mango, gases de los coches. Explosión de color. Melodía improbable compuesta de ruido de máquinas y de seres humanos.

La observación de materias y de maneras de hacer alimenta las ideas. La calle aquí es un verdadero laboratorio de creación. Tanto como lo relacional. Costureros, ebanistas, tintoreros, herreros, bordadores, joyeros, tejedores… Multitud de talleres escondidos en calles sobrecargadas de tenderetes de venta. Lugares de trabajo construidos con cuatro palos, provistos de utensilios y de máquinas de recuperación, donde se puede reciclar y chapucear lo imposible gracias a la ingeniosidad de los artesanos.

En la riqueza de este universo es donde nacen los objetos M’TITA BAMAKO. De la confrontación y del mestizaje cotidiano de realidades y de astucias. De la renovación permanente del diálogo entre varias culturas, sin demasiados formalismos. La creación a través del encuentro.

Un bubu tradicional se transforma en bolso. Un paño popular en colcha, en cojín en mantel… La mirada sobre el otro cambia, se vuelve más curiosa. La atención que provocamos en el otro se enriquece. Se vuelve más viva.

Contacto:
Marta Carrascosa
Bamako. Malí
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